La metodología detrás del Fotomonitoreo fue diseñada para poder llevarse a cabo en cualquier parque o reserva a lo largo de todo el país.
Para esto se definieron los siguientes parámetros que se deben aplicar a todas las unidades, para que los resultados obtenidos sean estadisticamente comparables en el tiempo.
Se crea una cuadrícula con celdas de 1km x 1km sobre los límites de la unidad, buscando cubrirla completamente en toda su extensión. Si la unidad es muy pequeña (Por ejemplo MN Cueva del Milodón) las celdas son de 500 x 500 mts.
Se eligen 60 celdas o puntos al azar dentro de la cuadrícula, después de haber sacado aquellas que tengan díficil acceso o que llegar a ellas implique un riesgo para los y las guardaparques. En estos puntos se instalarán las 60 cámaras trampas en una sola fase, o por temas logísticos, se pueden instalar en dos periodos de 30 puntos cada uno.
Las cámaras trampas se dejan un mínimo de 30 noches capturando fotografías simultaneamente en terreno, para asi obtener los datos suficientes para que los resultados permitan hacer estudios de ocupación de las especies.
El Fotomonitoreo debe realizarse en la misma temporada o estación del año, todos los años, y en los mismos 60 puntos, para así poder comparar estadísticamente los resultados a lo largo del tiempo.
La metodología estandarizada responde a una Planificación con Estándares Abiertos para la Conservación,
los cuales son fruto del trabajo de distintas agrupaciones a nivel mundial en el marco de la alianza
Conservation Measures Partnership (CMP) que en español significa “Asociación para tomar medidas por la Conservación”.
Bajo estos parámetros se desarrolló un sistema de monitoreo
que no solo evalua las prácticas de conservación, sino también el control de amenazas, dentro de un marco de
manejo adaptativo, es decir, ajustando las estrategias en tiempo real y en función de los datos recopilados,
para maximizar la eficacia.
Las cámaras trampas se comenzaron a usar desde el año 2011 de manera aislada en algunas unidades del SNASPE con el apoyo de ONGs e investigadores nacionales asociados a
proyectos independientes, pero no es hasta el 2016 que inicia el Fotomonitoreo con una metodología estandarizada aplicable a todas las unidades del país, como un programa unificado y
centrado en los grandes mamíferos como objetos de conservación y sus amenazas.
Revisa en la línea de tiempo algunos de los hitos mas relevantes relacionados a cámaras trampas en las Áreas Silvestres Protegidas.
Hasta la fecha son 34 unidades, en todas las regiones de Chile, que se han unido al programa de Fotomonitoreo. Este ha sido posible gracias al enorme despligue que cada temporada realizan los guardaparques es sus respectivas unidades para instalar y retirar las cámaras trampas, trabajo que les toma varios días en llevar a cabo e involucra un importante esfuerzo físico. También son los guardaparques quienes analizan las fotografías y llevan a cabo las estrategias de conservación para cuidar los ecosistemas y la fauna que allí habita.